Los dramáticos acontecimientos alrededor de la capitalidad plantean una nueva crisis política muy explosiva que amenaza con hacer fenecer la Asamblea Constituyente (AC). Supuestamente este 6 de agosto pasado tenía que crearse la nueva constitución “originaria” que edifique un nuevo contrato social. No obstante, la redacción de la constitución se ha dilatado para el 14 de diciembre. De esta manera, las fuerzas reaccionarias orientales (que en la insurrección de Octubre del 2003 estaban entre la espada y la pared), ahora han salido a la ofensiva movilizando su base social (“paralizando” medio país el día 28 de agosto) contra la expulsión de los jueces neoliberales del Tribunal Constitucional, apoyando el retorno de la “capitalidad” para Sucre, y en algunos casos (como Manfred Reyes Villa), exigiendo la renuncia de Evo Morales.
El Plan de la oligarquía y el imperialismoAsí las cosas, el Plan de la contrarrevolución, en el campo nacional, parece apuntar a desgastar políticamente a Evo Morales, acusándolo de dictador, boicoteando sus medidas progresistas y especulando con la economía.
Lo anterior esta combinado con la creación de grupos paramilitares (que reprimen campesinos sin tierra en el oriente), y fascistas como la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) que tienen el objetivo de demostrar la fuerza bruta de la reacción para atemorizar a los sectores masistas y populares, y enviar señales claras de estar decididos de ir hacia la guerra civil si fuera necesario (ya hay varios muertos).
Y en el campo internacional, la derecha trata de aislar al gobierno acusándolo de dictador. Además, esta realizando un trabajo sistemático con sus hermanos de clase opresores de Perú, Ecuador, Chile, Venezuela, etc. enviando representantes a cada país para hacer propaganda contra el primer gobierno indígena elegido democráticamente.
También están utilizando la tribuna de la ONU y la OEA para denunciar al gobierno evista de autoritario y chavista... ... ...
Esto último es correcto. Pero insuficiente si se quiere vencer a la contrarrevolución. Por lo tanto, la Central Obrera Boliviana (COB) y las masas deben ingresar en la escena nacional para poner su sello revolucionario. Pero este sello debe ser con una política de apoyo crítico al gobierno.
En verdad, si la revolución boliviana desea triunfar, las masas deben movilizarse para conformar Comités en Defensa de la Revolución, es decir, para llevar a la práctica las demandas de la agenda de Octubre del 2003: Revolución agraria, una real nacionalización del gas, demás empresas privatizadas (bajo control de los trabajadores), juicio de responsabilidades a los genocidas del pueblo, etc.
La COB y Evo Morales deben realizar un Pacto de Unidad para derrotar a la contrarrevolución, convocando a las masas revolucionarias a tomar las calles, las tierras y las fábricas, para demostrar la fuerza socio-económica de las mayorías pobres trabajadoras. De lo contrario, si la administración masista va a seguir con la política de dar de comer lechuga a un león, lo único que le espera es la desmoralización de las masas y la derrota histórica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario