lunes, 5 de marzo de 2012

La fiesta del Evo

ENTRE LA FIESTA DEL CHIVO Y EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA

Evo Morales hace gala de un autoritarismo centrípeto parecido a un agujero negro que atrae irremediablemente a los satélites que se le aproximan y los engulle hasta desaparecerlos en las profundidades sin luz.

No se explica de otra manera la sumisión y la reverencia que le rinden al presidente boliviano sus colaboradores inmediatos, al extremo de ceder su propia dignidad y sus valores en aras de satisfacer la megalomanía del mandatario.

Una prueba reciente de ello son las instantáneamente famosas “coplas” de carnaval, que salieron a la luz y en vivo el viernes 17 de febrero, en plena Plaza Murillo, el corazón del poder altiplánico.



El lugar emblemático, testigo del colgamiento de Pedro Domingo Murillo, luchador por la independencia de Bolivia, y también de Gualberto Villarroel, presidente progresista bajo cuyo gobierno se organizó el Primer Congreso Indigenal en 1945 (la historia no empezó ayer señores) y se creó la poderosa Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), fue escenario de una coplas carnavaleras que podrían haberle dado un toque de humor a ese espacio trágico, pero más bien lo tiñeron de vulgaridad.

Ciertamente no fue el primer mandatario quien se dedicó a redactar esas frases mediocres y groseras que ofenden la dignidad de sus propias colaboradoras y de las “bartolinas” (la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias Bartolina Sisa), pero al celebrar de una manera tan ampulosa y a risotadas el esperpento, no hizo sino otorgarle un certificado de origen, el mismo sello que Evo Morales imprime en muchas de sus cuestionadas actuaciones públicas, y que ya han dado origen a un libro sobre sus “dichos y hechos”, como se hiciera antes con los presidentes militares Melgarejo (1864-1871) y Barrientos (1964-1969).

El humor es sano cuando no es grotesco. Incluso el humor negro tiene sus reglas. No cualquiera puede hacer buen humor, se necesita talento. Cuando, como en este caso, el gobernante no tiene quien le escriba y hace gala de machismo mestizo, se producen absurdos como estas coplas que le han dado la vuelta al mundo, y que vale la pena registrar para que no se las lleve la hojarasca del calendario.

Alguna de las coplas podría admitirse como broma entre colegas en el gobierno: “Yo quiero Nardita como dice el dicho, casarme contigo sólo por capricho”, o como admisión del delirio de grandeza del primer mandatario: “Yo soy presidente y me llamo Evo, por eso yo quiero un palacio nuevo”; pero otras son inaceptables porque denigran la condición femenina y destacan la misoginia y torpeza proverbial del primer mandatario:

Nuestro Presidente mujeriego es, y cambia de chica en un dos por tres.
Estas bartolinas tienen mucha fama, porque yo las llevo directo a mi cama.
Nuestro Presidente muy pícaro es; sólo quiere a una y se come a tres.
Este presidente, qué buen corazón, a todas las ministras les quita el calzón.
Las ministras andan por los balcones, pidiendo limosna para sus calzones.

La última es verdaderamente una “perla” que solamente deja un interrogante: ¿cómo no renunciaron en masa las ministras del gabinete de Evo Morales, algunas de ellas casadas y con hijos? El grupo Mujeres Creando respondió con coplas a Morales: http://bit.ly/wpHHs2

Otra pregunta que me hago cada vez que Evo hace una pachotada de las suyas: ¿Hubiera tolerado él cuando estaba en la oposición que uno de los presidentes a los que atacó con tanta virulencia cantara o celebrara coplas como estas?

Como escribió Elizabeth Peredo, las coplas presidenciales “distan de las populares porque son articuladas desde el poder sin posibilidad de respuesta, son centradas en el macho pícaro y la mujer objeto a la espera de ser la elegida para ir a la cama por lo cual debe estar agradecida, aunque para ello haya tenido que andar limosneando por los balcones, sobre todo si es muy famosa y poderosa porque la cama se ha convertido –en este caso- en el escenario de la misoginia falocéntrica destinada a desvalorizar a las mujeres y reducirlas a escala ínfima”.

El calificativo de “Evusconi”, para homologar al presidente boliviano con el primer ministro italiano caído en desgracia por sus actividades sexuales con menores de edad, puede ser exagerado, pero revela el sentimiento de quienes se niegan a aceptar actitudes que revelan el carácter soberbio, arrogante y autoritario de Morales.

Entre el autoritarismo de la fiesta del chivo y el aislamiento del coronel que no tiene quien le escriba, el presidente boliviano Evo Morales continua una carrera de apariciones públicas marcadas por desaciertos que no es capaz de distinguir ni reconocer, rodeado como está de acólitos obsecuentes que le rinden pleitesía y le dan la razón en todo, obedientemente.

Mientras tanto la moledora de carne de vocación absolutista desmenuza en partes insignificantes la ética de quienes se le acercan, y pone de rodillas a los incondicionales.

Alfonso Gumucio Dagron
bolpress

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