lunes, 30 de enero de 2012

Marchista del Conisur: Qué importa el medioambiente, queremos el camino

Fatigados por la larga caminata, los rostros quemados por el intenso sol altiplánico y la bronca contenida a flor de labios, un grupo de marchistas del Conisur pidió este lunes cerca a la plaza Murillo, partir por la mitad el TIPNIS para garantizar la construcción del tramo dos de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.

“Que nos importa el medioambiente, queremos el camino”, exclamó un marchista de 60 años, mediana estatura, contextura física y con el rostro quemado por los frecuentes cambios de temperatura, que son comunes en esta época del año en el altiplano.

La movilización que partió de Isinuta (trópico de Cochabamba) en diciembre pasado, ya se encuentra en La Paz y ahora exige la abrogación de la Ley Corta que declara intangible el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure.

Alrededor de mil personas, con el respaldo de organizaciones afines al MAS y Gobierno, decidieron permanecer en el centro político del país, en tanto las autoridades del Ejecutivo y Legislativo atiendan favorablemente su pedido.

Indiferencia y apatía

Los últimos 20 kilómetros de la marcha fueron muy complicados para sus participantes. La actitud de la ciudadanía de los municipios de La Paz y El Alto fue la síntesis de cómo vio el país esta acción.

La indiferencia y apatía de los vecinos sobre el hecho se percibió desde la avenida 6 de Marzo hasta la esquina de las calles Comercio y Yanacocha.

El efusivo recibimiento que brindó el pueblo paceño a la anterior marcha indígena de defensa del TIPNIS, contrastó con la fría actitud de este lunes. No se vivió la euforia del año pasado, aunque de por medio surgieron reproches y críticas de unos cuantos.

En la Ceja de El Alto un grupo de autoridades municipales y dirigentes de la Central Obrera Regional y Federación de Juntas Vecinales dieron la bienvenida al grupo y luego se retiraron.

La columna de indígenas y otros sectores tuvo algunos tropiezos en este corto tramo. En el sector del puente que conecta la ruta La Paz-Cochabamba y la avenida Juan Pablo II, grupos de ciudadanos lanzaron epítetos en su contra.

Por temor a críticas y a la falta de convocatoria para la recepción, los organizadores en menos de media hora determinaron dos contraórdenes. Primero decidieron que el traslado al centro de La Paz se haga por la autopista y a poca distancia se disponga por la carretera antigua, más conocida como Naciones Unidas.

No hubo tomatazos ni agresiones a los caminantes, La Paz observó la llegada como una más de las muchísimas marchas que se desarrollan diariamente por ser Sede de Gobierno. El Ministerio de Gobierno innecesariamente ordenó a la Policía cercar la plaza Murillo, porque en ningún momento emergió la tensión.

ERBOL

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